miércoles, 31 de agosto de 2011

No esperes a la carroza...

Las cosas no siempre son como deberían ser, a veces tampoco son como nos gustaría que fueran. Las cosas son como son. Puede que no seas es responsable de la situación en la que te encuentras, pero solo en ti está la posibilidad de cambiar las cosas. 


"Puedes buscar ayuda, apoyo, un consejo...  pero eres TU quien debe solucionar tus problemas... No esperes a la que la carroza venga a rescatarte, recuerda que a las 12 suenan las campanas y el carruaje pasa a ser una calabaza" (Bernardo Stamateas)




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lunes, 8 de agosto de 2011

Las mujeres bellas...


Todas las mujeres bellas son las mujeres que tienen sonrisas en los ojos, que te acarician las manos cuando estás triste, que pierden las llaves al fondo del bolso, las que cenan pizza en grupos de amigos y lloran sólo con unos pocos, las que se lavan el pelo y lo secan al viento.

Las bellezas reales son las que toman cerveza y no miden cuántas patatas han comido, las que se sientan en bancos del parque con bolsas de pipas, las que acarician con ternura a los perros que se acercan a olerlas. Las preciosas damas de chándal de domingo. Las que huelen a mora y a caramelos de regaliz.

Las mujeres normales derrochan belleza, no glamour, desgastan las sonrisas mirando a los ojos.

Salen en las fotos rodeadas de gente sin retoques, riéndose a carcajadas, abrazando a los suyos con la felicidad embotellada de los grandes grupos.

Las mujeres normales son las auténticas bellezas, sin gomas ni lápices. Las flores del desierto son las que están a tu lado. Las que te aman y las que amamos. Sólo hay que saber mirar más allá del tipazo, de los ojazos, de las piernas torneadas, de los pechos de vértigo. Efímeros adornos, vestigios del tiempo, enemigos de la forma y enemigos del alma.

Vértigo de divas y llanto de princesas.

La verdadera belleza está en las arrugas de la felicidad




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martes, 2 de agosto de 2011

Problemas y soluciones: caminos contrarios

Los problemas son parte de nuestra vida. 
Los problemas, por sí solos, no provocan automáticamente el sufrimiento. Si logramos abordarlos con decisión y compromiso, si logramos centrar nuestras energías en encontrar una solución, el problema puede transformarse en un desafío. Solemos quejarnos diciendo: ¡No es justo! Pero... ¿dé dónde sacamos nosotros que lo natural es la justicia? De hecho no lo es. No es justo que los ríos se desborden y arrasen construcciones hermosas. No es justo que las erupciones volcánicas sesguen cientos de vidas. No es justo que un incendio forestal termine con la existencia de miles de animales. No obstante, si nos quedamos en el pensamiento o en la queja de lo que es justo o injusto, añadimos un ingrediente de malestar y de distracción. Así, pasamos a tener dos problemas en lugar de uno. 
 Jorge Bucay “el camino de la felicidad”