jueves, 10 de marzo de 2011

Dulce sabor de los comienzos...

En el silencio de mi reflexión percibo todo mi mundo interno como si fuera una semilla, de alguna manera pequeña e insignificante pero también pletórica de potencialidades.
…Y veo en sus entrañas el germen de un árbol magnífico, el árbol de mi propia vida en proceso de desarrollo.
En su pequeñez, cada semilla contiene el espíritu del árbol que será después. Cada semilla sabe cómo transformarse en árbol, cayendo en tierra fértil, absorbiendo los jugos que la alimentan, expandiendo las ramas y el follaje, llenándose de flores y de frutos, para poder dar lo que tienen que dar.
Cada semilla sabe cómo llegar a ser árbol. Y tantas son las semillas como son los sueños secretos.
Dentro de nosotros, innumerables sueños esperan el tiempo de germinar, echar raíces y darse a luz, morir como semillas… para convertirse en árboles.
Árboles magníficos y orgullosos que a su vez nos digan, en su solidez, que oigamos nuestra voz interior, que escuchemos la sabiduría de nuestros sueños semilla.
Ellos, los sueños, indican el camino con símbolos y señales de toda clase, en cada hecho, en cada momento, entre las cosas y entre las personas, en los dolores y en los placeres, en los triunfos y en los fracasos. Lo soñado nos enseña, dormidos o despiertos, a vernos, a escucharnos, a darnos cuenta.
Nos muestra el rumbo en presentimientos huidizos o en relámpagos de lucidez cegadora.
Y así crecemos, nos desarrollamos, evolucionamos… Y un día, mientras transitamos este eterno presente que llamamos vida, las semillas de nuestros sueños se transformarán en árboles, y desplegarán sus ramas que, como alas gigantescas, cruzarán el cielo, uniendo en un solo trazo nuestro pasado y nuestro futuro.
Nada hay que temer,… una sabiduría interior las acompaña

… porque cada semilla sabe… cómo llegar a ser árbol…

(Jorge Bucay)



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1 comentario:

  1. Cada lágrima, cada esfuerzo, cada sacrifico en la persecución de un sueño, todo es devuelto, multiplicado, como cuando plantamos una semilla y obtenemos un árbol lleno de frutos.

    Deberemos elegir el lugar adecuado para plantar la semilla, ararlo, regarlo, cuidarlo y estar pendiente de que crezca recto y libre de parásitos.

    Después de un largo tiempo, después de lluvias, nieves, tempestades, olas de calor...si nos hemos mantenido firmes en nuestra idea, si lo hemos cuidado correctamente, llegará una primavera llena de flores que será el preludio de un cálido verano lleno de ricos frutos y una buena sombra en la que cobijarse del duro sol.
    Cuando vuelvan las lluvias, apenas te mojarás bajo él.

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