miércoles, 30 de noviembre de 2011

El tiempo que se va...


Nuestra vida se mueve por y con el tiempo. ¿Cuántas veces hemos dicho que si tuviéramos tiempo haríamos esta u otra cosa? ¿Que aquello que tanto deseamos vivir, no lo hicimos porque no teníamos tiempo? El tiempo ha sido la gran disculpa a lo que no hicimos

Es verdad que el tiempo que se va no vuelve y que lo que no vivimos se quedó sin vivirse. Todos tenemos asignaturas pendientes que se diluyeron con los años, con ese regusto a tiempo perdido. Pero existe el futuro y ese, maravillosamente, está por hacerse. Nuestro compromiso con la vida y con nosotros es cumplir nuestros objetivos. Sabernos plenos, convencidos de haber sido fieles a nuestras convicciones. Culminar nuestro paso por la vida, consiguiendo lo que anhelamos. Llegar a afirmar que hemos vivido y no vegetado. 

Es verdad que existe el tiempo. Ese tic, tac inexorable que nos marca y se escurre en nuestros dedos como un puñado de arena. Pero también es cierto que tenemos que pactar con él y con nosotros, porque puede ser nuestro gran aliado. Lo único que tenemos que hacer es entenderlo y entendernos. Crear una sociedad indisoluble. Fluir con él, como si de un río se tratase. Comprender que hay un tiempo para cantar y otro para callar. Un tiempo para sembrar y otro para recoger. Un tiempo para equivocarse, y otro para rectificar. 

Steve Jobs dijo que cada día que se miraba al espejo se decía: "¿Si éste fuera tu último día, harías lo que vas a hacer?" 

Sólo nos queda un tiempo: el que viene. 

(Ángela Becerra)

www.gemagarcia.com


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